Muchas carreras dentro de una misma carrera - La Mirada Maté

La primera etapa de alta montaña en una gran vuelta siempre es un momento muy especial en el que pasan muchas cosas, y la misión principal es la supervivencia.

Cuando escribo estas líneas justo estamos pasando con el bus del equipo por delante del Mini Hollywood de Tabernas, en Almería. ¡Qué lugar más especial! Me pilla lejos de mi zona habitual de entrenamientos pero tengo muchas ganas de venir por aquí con la bici de gravel y recorrer estas tierras, conocer el desierto de Tabernas, la Sierra Nevada almeriense de la que me han hablado maravillas…

En el bus es el momento de calma tras la tempestad de la etapa, la primera de alta montaña de esta La Vuelta. Se respira un ambiente de alivio por haber superado un día muy complicado, porque estamos todos en carrera para poder dar guerra en la segunda semana, que será clave para el Euskaltel-Euskadi. Ha sido un día muy largo, en el que han pasado muchas cosas y hay habido malos momentos que hay que saber gestionar. Son esos días especiales en los que ya notas que hay nervios desde la mañana. Ahora ya nos hemos desfogado, pero antes de la salida, en el bus, se hacían menos bromas de las habituales. Incluso en la noche anterior, la gente se había ido a dormir antes.

Hace un rato todos estábamos comentando cómo había ido el día y cada uno ha contado su propia película. Por ejemplo, Juanjo Lobato, nuestro esprínter, que tenía la misión de conseguir pasar el día como pudiese, ha superado el fuera de control acoplándose a un grupeto. Xabier Mikel Azparra, que era su primera etapa de alta montaña, ha tenido que aprender a gestionarse sin gastar demasiado. Y, luego, a los demás nos ha tocado la función de intentar ir en la fuga y, ya de salida, correr delante e intentar optimizar los ataques para poder haber metido a uno. No lo hemos conseguido, pero lo hemos intentado.

Relacionado - El Euskaltel vuelve... si es que nunca se fue

Se ha ido muy rápido desde el principio, y hay gente que ya se ha quedado en el primer puerto, en el Alto de Cuatro Vientos, en el kilómetro 60, así que han tenido que pasarse todo el día por detrás. En una etapa de más de cinco horas —casi seis horas para algunos— hay malos momentos, y cuando llegan es cuando tienes que agarrarte a la etapa como sea, saber sufrir y saber darle la vuelta a la situación. Son días de il faut š'accrocher, como suele decirse en Francia.

También son jornadas en las que, como el pelotón se disgrega tanto, los coches de equipo no pueden asistir a todos sus corredores. Ayer, a las dos horas de carrera, por la radio interna oímos cómo desde nuestro coche uno, Jorge Azanza le decía a Chus Ezkurdia, en el coche dos: “por favor, Chus, párate atender a Jakobs, que están los dos coches de Movistar ahora por delante, y mira a ver cómo está y si necesitaba algo”. El corredor suizo del Movistar había sufrido una caída, pobre. Al final, ha tenido que abandonar, pero son detalles bonitos que suelen pasar en este tipo de etapas, como también es habitual coger bidones de los auxiliares de otros equipos que están repartidos por todo el recorrido. No en todos los deportes se puede ver que te atienda un rival, ¿verdad?

Uff, ha sido un día muy intenso y han pasado tantas cosas... Hay compañeros que no he visto en todo el día... Cada uno ha vivido su película.... Yo creo que me vendré en invierno a explorar estas tierras con la gravel... De pronto, alguien pregunta: “por cierto, ¿quién ha ganado la etapa hoy?” Dentro de una carrera, hay tantas otras carreras...

* Imagen cabecera: Charly López / Unipublic

* Contenido producido con el apoyo de Ekoi. Descubre más sobre el nuevo modelo de gafas Twenty que está estrenando el equipo Euskatel-Euskadi en esta Vuelta 2021.

Shop now