Cian Uijtdebroeks: “He aprendido la importancia de mantener la calma y ser constante”

El joven ciclista del equipo BORA-Hansgrohe ha afrontado en La Vuelta 2023 su primera experiencia en una carrera de tres semanas. El belga lo ha saldado con una meritoria octava plaza en la general y una mochila cargada de nuevas lecciones para el futuro.

El caso de Cian Uijtdebroeks es uno de los que ha alimentado la dinámica del ciclismo actual con los nuevos talentos: saltar directamente de la categoría junior a la profesional. Remco Evenepoel, Tadej Pogačar, Juan Ayuso, Iván Romeo… Los tiempos han cambiado y ahora los mejores equipos del WorldTour comienzan a observar, analizar y captar a las posibles estrellas del futuro desde edades muy tempranas. Cuando Uijtdebroeks consiguió la victoria en la Kuurne-Bruselas-Kuurne junior en 2020 muchos llamaron a su puerta, pero fue el proyecto de BORA-Hansgrohe el que resultó más apetecible para sus intereses. Los alemanes fueron más hábiles, y tras un año en su equipo de formación, Team Auto Eber, en 2022 el belga se convirtió en profesional con tan solo dieciocho años.

No tardó en confirmar que se trataba de un diamante en bruto y se puso al frente de su generación al imponerse con autoridad en el Tour de l’Avenir, sumando además dos triunfos prestigiosos en los Alpes tanto en Saint-François-Longchamp como en La Toussuire. Este 2023 ha proseguido con esa esperanzadora evolución, aunque esta vez codeándose con la élite del pelotón. En todas las carreras por etapas que ha disputado esta temporada, salvo el Tour de los Alpes que abandonó por enfermedad, ha concluido entre los diez primeros de la general: Omán, Volta a Catalunya, Romandia y Suiza. También en La Vuelta, donde su octavo puesto refleja que la regularidad es una de sus mayores fortalezas. 

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El debut de Cian Uijtdebroeks en una gran vuelta se ha convertido en un banco de pruebas experimental en el que ha extraído conclusiones muy positivas: “¡Bua! Lo que me llevó de esta Vuelta es el aprendizaje de saber que es muy fácil abandonar, digamos, la lucha por la clasificación general. Hay que mantener siempre la calma y ser constante para superar los momentos complicados y seguir remando”, comentaba a VOLATA en la salida de la última etapa de la ronda española en el hipódromo de la Zarzuela. “He sufrido rozaduras en la zona del sillín, algunos días tenía dolor de cabeza y otros las piernas simplemente no estaban. Pero es ahí donde tienes que ser fuerte mentalmente para no volverte realmente loco y decir basta. La clave está en mantener la calma y no estresarse demasiado”, continuaba con la sonrisa y el carácter jovial que le caracteriza.

Cian Uijtdebroeks entre la niebla de L'Angliru (Fotografía: Sprint Cycling)

Estar preparado para afrontar tu primera carrera de tres semanas con tan solo veinte años no es habitual. Hacerlo con garantías de ser uno de los candidatos al podio está al alcance de unos pocos elegidos, y aunque quizá Cian Uijtdebroeks todavía no se encuentra en esa fase, está en camino. Se trata de un proceso de desarrollo personal para saber cómo va a reaccionar el cuerpo ante un esfuerzo desconocido y el belga encaja en un cóctel casi perfecto la alegría, la cercanía y la naturalidad en sus expresiones con una fuerte personalidad con las ideas muy claras: “En esta Vuelta quería demostrar que puedo mantener el nivel durante las tres semanas. Conozco mis puntos débiles, que son la contrarreloj y la explosividad, y sé que debo mejorarlo en los próximos años”, reconocía.

Esa falta de explosividad le pasó factura en la penúltima jornada en la Sierra de Guadarrama. El ciclista del BORA-Hansgrohe no pudo estar en los movimientos finales entre los implicados en la general y cedió un tiempo valioso que le relegó a la octava plaza en favor de su compañero Aleksandr Vlasov. La tensión entre el tridente del Jumbo-Visma opacó en cierta manera el conato de cisma que se vivía también en las filas del BORA. Dejando a un lado esas disputas internas, Uijtdebroeks demostró en el Tourmalet, donde concluyó 5º junto a los mejores, y L’Angliru que su verdadero potencial son las subidas largas y de resistencia. “Me esperaba que fuera peor”, se atrevía incluso a comentar a Sporza con su habitual sonrisa tras finalizar la ascensión al coloso asturiano.

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Este rol como escalador es un tanto diferente al prototipo de ciclista de la cultura belga, más enfocado a las clásicas y las carreras de un día. Sin embargo, junto con Remco Evenepoel, que en La Vuelta 2022 consiguió la primera victoria de Bélgica en una gran vuelta desde Eddy Merckx, forma parte de esa nueva generación que quiere protagonismo en este tipo de pruebas. Y es algo con lo que Uijtdebroeks está ilusionado: “Es algo especial porque Bélgica lleva mucho tiempo buscando el ganador de una gran vuelta, especialmente para el Tour. Con Remco tenemos uno, sin duda, pero me gusta sentir que yo también formo parte de ese proceso y noto que tengo el apoyo para que yo también lo intente”, nos destacaba.

Fotografía: Thomas Maheux / A.S.O

Mantener la concentración y no decaer es la lección principal que ha interiorizado durante su primera carrera de tres semanas. Posiblemente, la desconexión en el hotel después de las etapas es una receta primordial para conseguirlo, aunque admitía que en La Vuelta tampoco ha realizado nada especial: “No he tenido una rutina diaria establecida a lo largo de la carrera, dependía un poco de cada momento. Hay días en los que solía ver un poco la tele, pero lo que más me gusta antes de irme a la cama después de cenar es escuchar un poco de música para evadirme”, concluía.

Imagen de cabecera: Sprint Cycling

 

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