La primera aventura de bikepacking: ¡simplemente atrévete y empieza el viaje!

¿Cómo iniciarse en el arte de pedalear con la casa a cuestas? Hay tantas respuestas como ciclistas y tantas estrategias como experiencias personales. Reunimos algunas de ellas a modo de guía de iniciación.

Si preguntas cómo se debe afrontar una primera experiencia de bikepacking, seguramente obtendrás tantas respuestas como a ciclistas preguntes. Hay tantas estrategias como experiencias personales y cada ciclista tendrá su propio manual de supervivencia en función de lo que haya vivido sobre la bici.

De hecho, los cuatro miembros que formamos el colectivo Kromvojoj —Oriol, Tomás, Joan y Bernat— podríamos contar cosas distintas y, en algunas, no nos pondríamos de acuerdo, ya que a cada uno de nosotros tenemos una aproximación distinta a la experiencia de pedalear con la casa a cuestas. Algunos tiramos siempre que podemos hacia los caminos de tierra, y otros se encuentran más cómodos sobre el asfalto. Unos preferimos rutas más cortas y explosivas de fin de semana o máximo tres días y bien planificadas, y otros no se quedan satisfechos si no han estado fuera de casa durante al menos cinco días y prefieren improvisar sobre la marcha.

Sea como sea, el bikepacking es una experiencia ciclista que tiene sus orígenes en el ciclismo de alforjas o, dicho de otro modo, viajar dando pedales cargando con tu equipaje. Fue en 2012, a raíz de la vuelta al mundo que hizo el ciclista y aventurero Mike Hall con una bici de carretera y bolsas integradas en el cuadro, que empezó el concepto de lo que hoy conocemos como bikepacking. Tiene mucho de ciclismo de alforjas, sí, pero el objetivo es viajar aún más ligero para poder rodar largas distancias, a mayor velocidad (si se desea) y sobre todo tipo de terreno. Es un formato que también permite retos contra el reloj y ha dado lugar a nuevos eventos competitivos.

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Sin embargo, nos centraremos ahora en el primero de los pasos, en atreverse con esa primera experiencia de bikepacking, es decir, salir a rodar con la casa a cuestas con la intención de pasar al menos 48 o 72 horas de viaje a lomos de tu bicicleta. ¿Nuestro principal consejo? Súbete a la bici y empieza a pedalear ya mismo.

Elige el viaje que se adapte a ti

En función de tu experiencia en actividades al aire libre y de tus capacidades físicas como ciclista, elige la ruta a completar. Mejor que sea circular, para poder vivir la experiencia de volver a casa pedaleando. Sé realista en tu elección y ya irás adquiriendo conocimientos progresivamente. Las necesidades de material vienen dadas por esa experiencia adquirida, así que al principio adáptate a lo que tienes y usa la imaginación porque la práctica hará que afines tus necesidades.

Una vez decidida la ruta, siempre es interesante hablar con otras personas que ya hayan completado ese recorrido en cuestión o hayan hecho algo similar. De ese modo, puedes conocer detalles tan útiles como saber donde hay puntos de abastecimiento (de agua, sobre todo), qué refugios o albergues hay en la zona donde pasar la noche, cómo es el terreno, el desnivel… Toda información es bienvenida y ayuda a trazar un plan. Cuando lo pongas en práctica, quizás no salga como lo habías previsto pero, al final, una de las mejores cosas de salir con la casa a cuestas es que te da cierto margen para la improvisación. ¡Hay que disfrutar de esto también!

Cuando vayas a preparar el equipaje, ten en cuenta por donde vas rodar. Si vas a pasar por pueblos o ciudades eso te puede permitir ir más ligero, porque puedes parar a comprar lo que te haga falta o los recambios que puedas necesitar. También hay que tener en cuenta el clima y lo que ofrece cada territorio. Del mismo modo que si vas a los Pirineos o los Dolomitas debes llevarte ropa de abrigo, si viajas por una zona costera o una isla, llévate el bañador para regalarte un baño.

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Tómate tu tiempo revisando el recorrido a través de herramientas como Google Street View o aplicaciones como Komoot, que pueden darte información de los distintos tipos de terreno o estado de la vía. La preparación también suele ser un proceso muy placentero.

Preparar el equipaje a conciencia

En este punto, cada ciclista tiene su manual y estamos seguros de que, desde la primera salida, empezarás a escribir el tuyo propio. Lo construirás a base de prueba y error. Lo que sí que recomendamos es preparar todos los bártulos con tiempo, sin prisas y dándole todas las vueltas que haga falta. Piensa lo que te vas a llevar en varias categorías: ropa, higiene personal, utensilios para dormir, herramientas para la bici, alimentación y navegación.

Es aconsejable repartir el peso del equipaje por toda la bici para ir bien balanceado y compensado. Una posible manera de repartir todo el equipaje es hacerlo a través de tres bolsas acopladas en la bici: la bolsa de manillar, la bolsa de cuadro (que suele acoplarse bajo la barra superior), y la bolsa de sillín. más comida.

Ropa: ¿qué me llevo?

De nuevo, cada ciclista deberá optar por lo que mejor se adapte a su forma de pedalear y también con lo que mejor se sienta, pero no está de más tener un punto de partida y partir de ahí experimentar. ¡Por algún lado hay que empezar! En este sentido, debes contar con lo que ya llevas puesto y con lo que debes almacenar.

Encima: una camiseta de manga corta o maillot, culotte y pantalón corto por encima. ¿Por qué? Porque lo puedes usar al final del día como ropa cómoda mientras te liberas de la bandana durante unas horas. También debes prestar atención a las zapatillas: mejor unas con automáticos SPD de mountain bike, ya que ofrecen mayor comodidad que las clásicas de carretera y no suelen ser tan rígidas si tienes que caminar.

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En la bolsa: llévate una camiseta extra por si acaso (mejor térmica si pasas la noche a la intemperie), un culotte extra (para las rutas de varios días), una chaqueta aislante tipo plumas, un impermeable, guantes, un braga de cuello tipo Buff y un par de calcetines extra. Los que llevas encima los puedes lavar.

Dormir, comer y...

Otro de los grandes retos del bikepacking: el momento del descanso nocturno. Quizás para las primeras veces, puedes optar por buscar un albergue o hotel pequeño, pero si te echas la manta a la cabeza, debes contar con material como un saco bivvy o de vivac (depende de las temperaturas que haya por la noche) y un colchón hinchable de los de cuerpo entero (comodidad ante todo). Luego, debes buscar tu rinconcito para pasar la noche.

En este apartado del descanso también es importante no olvidar los cuidados personales: el aseo y la higiene. Esto nos ayudará a sentirnos con energía, sanos y con ganas de comernos el mundo. Llévate lo básico: toallitas húmedas, cepillo y pasta de dientes y, si vas a estar varios días, una pastilla de jabón no contaminante. Así también contribuimos a reducir nuestra huella medioambiental.

¿Y comer y beber? Aquí no hay reglas y debes escuchar a tu cuerpo. La regla de oro es siempre comer antes de tener hambre y beber antes de tener sed, así que aprovecha supermercados y bares para recuperar energías y para estar siempre bien hidratado. Y si puedes, usa bidones de 750 ml.

Ajustes indispensables de la bici

Lo básico es que tu bicicleta sea fiable y esté a punto y en perfectas condiciones. Debes sentirte cómodo sobre ella, porque pasarás muchas horas encima. Lo mismo pasa con la ropa y el calzado que uses. Salir de viaje es una buena excusa para revisar cómo la bici se adapta a tu cuerpo. Si tienes molestias cuando pedaleas, quizás vale la pena plantearse un estudio biomecánico en algún momento y hacer esos ajustes ya que te vas a pasar muchas horas (o días) sobre la bici. Mejor prevenir lesiones que te obliguen a abortar la aventura.

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También es aconsejable llevar contigo herramientas y algunos indispensables como unas bridas, una navaja multiusos, un tronchacadenas, cámaras para solventar pinchazos y un powerbank para cargar tus dispositivos de comunicación y navegación.

Del mismo modo, es indispensable tanto ver como ser visible, sobre todo en carretera, así que debes llevar luces delanteras (y un frontal si quieres pedalear de noche) y luz trasera, con pilas de recambio, y un chaleco cómodo de alta visibilidad. Con el tiempo, y a medida que vayas alargando la duración de las salidas, podrás ir incorporando elementos más sofisticados, como un generador de energía con USB en la potencia desde la dinamo. Con ello conseguirás recargar tus dispositivos mientras pedaleas. Para rodar por la noche es recomendable hacer pruebas y como mínimo haber experimentado un fin de semana completo encima la bici de noche antes de una larga aventura.

Más elementos a tener en cuenta, adaptador de válvulas para las gasolineras, pastillas potabilizadoras de agua, etcétera. A medida que vayas teniendo experiencia, irás incorporando unos elementos y, seguramente, eliminando otros.

Y cuando tengas todo el material preparado te pondrás las manos en la cabeza y gritarás: “¿pero cómo voy a meter todo esto en las bolsas?” Quizás es que no lo debes llevar todo. Aquí es donde empieza un proceso de selección algo complejo. Cada uno tiene sus reglas y con el tiempo uno aprende a saber cuales son sus imprescindibles.

Preparar al ciclista

Una vez ya has preparado la ruta, la bici y el equipaje, hay que preparar al ciclista. A nivel mental, cada uno hace lo que puede siendo consciente (o no) de sus límites. Si tienes delante un reto, competitivo o no, es muy probable que te expongas a tus propios límites mentales y/o físicos, por lo tanto, es importante reducir al máximo las dudas en los momentos de debilidad o confusión. Por eso es interesante confiar en la bici y en el material que llevamos encima, para evitar que las dudas no tomen una dimensión extra.

En los retos largos de varios días, conseguir completar una prueba o recorrido de larga distancia en bikepacking suele depender en un 70 o 75% del estado mental en el cuál te encuentres. Cuando estés bajo de moral, acéptalo, forma parte del juego. No pasa nada. Ten paciencia y persiste, sigue adelante. Nunca decidas abandonar de noche, cuando estás cansado. Si tomas decisiones que sea con la mente clara y con el día por delante.

Una de las cosas más maravillosas de la ultradistancia, es la posibilidad de poder tomar decisiones continuamente. Ello comporta errores, pero estos nos ayudan a aprender, y, sobre todo, a conocernos a nosotros mismos. 

Un posible decálogo del bikepacker primerizo

1. Prepara la aventura con tiempo y antelación siempre que sea posible
2. No estrenes material durante la salida. Usa todo lo que hayas probado antes.
3. Adapta la ruta a tu estado físico, experiencia y estado mental. La aventura puede estar muy cerca de casa y asume los malos momentos con naturalidad.
4. Se flexible con las circunstancias y contigo mismo. 
5. Si dudas a la hora de cargar con algo, déjalo en casa.
6. Hazte visible: lleva luz frontal y trasera, y un chaleco de alta visibilidad.
7. Reparte el peso del equipaje entre las bolsas del cuadro.
8. Lleva herramientas, un powerbank para tus dispositivos y una tarjeta de crédito.
9. Come antes de tener hambre y bebe antes de tener sed.
10. Disfruta y aprende de la experiencia.

¡Atrévete y empieza el viaje!

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