La apuesta por la interacción social en el ciclismo virtual de Zwift

Durante la época de pandemia, muchos fueron los usuarios que se registraron en Zwift con la intención de suplir sus entrenamiento de carretera. Pero también se convirtió en una herramienta para crear comunidad y compartir experiencias.

El sol brilla, el día es claro y en la calle hace un día espléndido. A pesar de ello, tan solo puedes disfrutar de esos pequeños placeres desde la ventana, porque la pandemia impide que cafeterías, restaurantes, cines y, en definitiva, cualquier servicio no esencial estén abiertos. Nos situamos en 2020, durante los meses más crudos del confinamiento, en los que la única opción de poder desplazarte era hacer la compra en el supermercado y ir a los establecimientos de servicios esenciales. Había que buscar alternativas de ocio con las que cubrir las numerosas horas en las que la sensación era que el tiempo avanzaba muy lentamente.

El ciclismo no fue inmune a estas restricciones. Se produjo el aplazamiento masivo y la cancelación de todas las carreras del calendario profesional y eventos ciclistas populares y, por supuesto, los entrenamientos de todos los ciclistas en el exterior. No solo se perdía el hecho meramente deportivo, sino que se echaría en falta los paseos en compañía de la ‘grupeta’ y las charlas con los amigos en ruta. Sin embargo, para algunos se convirtió en una oportunidad para descubrir nuevas formas de disfrutar encima de la bicicleta.

En todo el mundo, una gran comunidad de ciclistas aficionados encontró en Zwift y otras plataformas de ciclismo virtual un sustituto para las salidas en grupo. Y eso refleja en los datos recogido por esta compañía, que informó de un máximo histórico de personas que utilizaban la plataforma de entrenamiento indoor en abril de 2020. Se superaron los 30.000 usuarios conectados de manera simultánea por primera vez en la historia de Zwift.

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Ese crecimiento continuó su progresión y en noviembre se registró un 270% de incremento en el número de suscriptores. El acercamiento tecnológico supuso un cambio en la actitud hacia el ciclismo virtual y la gente descubrió una nueva faceta social dentro de la aplicación.

Interacción social de manera virtual

Un grupo que abrazó esta forma moderna de montar en compañía fue el Velo Club London. Se trata de un pequeño club nacido en 1960 y que ha organizado salidas y entrenamiento sociales desde el primer momento de su creación. El ciclista Steve Cave, uno de los muchos que encontró consuelo en el mundo de Zwift durante el confinamiento, ha sido un incondicional en las tradicionales salidas del club durante décadas: “A todos nos encantaba, era el único momento en el que podías conversar con otras personas que formaban parte del club y compartir experiencias”, explica.

En estos encuentros, Steve Cave mostraba a los más jóvenes las alegrías del ciclismo popular, con charlas y paradas para almorzar en abundancia. Una vez que se produjo el cierre de todo, esa rutina dominical desapareció y a sus sesenta y un años, como muchos de los que le rodean, se vio obligado a innovar. Encontró la respuesta gracias a Ed Block, uno de los integrantes del club que ya había comentado su introducción en el mundo de Zwift con anterioridad: “Lo llamé y organizamos salidas virtuales los domingos; normalmente teníamos entre diez y quince ciclistas de todo tipo”, destaca Cave.

Fotografía: Sean Hardy

La prohibición de las salidas en grupo, que en su momento parecía el fin de toda interacción social sobre las dos ruedas, en realidad unió más que nunca a este pequeño club de aficionados. En los paseos virtuales del VC London se reunieron diversos miembros, incluso aquellos a los que era más complicado de encontrar en las salidas en carretera. Esa comunión y buena relación que se generó propició que hasta los actuales profesionales del WorldTour, que crecieron compitiendo en las filas de este modesto club en categorías inferiores, decidieran unirse con asiduidad.

Un entrenamiento adaptado a grupos

El precursor de los encuentros del club en Zwift, Ed Block, llevaba relativamente poco tiempo involucrado en este deporte. “Se podría decir que no fui ciclista hasta abril de 2018”, aclara. Su descubrimiento de la plataforma y del ciclismo se produjo después de que le diagnosticaran una enfermedad grave a un amigo muy cercano. Ambos decidieron embarcarse en una aventura cruzando la isla británica de punta a punta con la intención de recaudar fondos para la organización benéfica que había creado su amigo.

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El trayecto correspondía a una tradicional travesía de 970 kilómetros que transcurre entre Land’s End, en el extremo suroeste de la isla, y John O’Groats, en el extremo noreste de Escocia. “Mi primer entrenamiento fue volver a casa desde la tienda en la que compré la bicicleta. Sin embargo, al adentrarme en el mundo de Zwift pude mejorar mi rendimiento y el viaje fue hasta cómodo, destaca Ed Block.

Ethan Hayter compitiendo bajo los colores del VC London / Fotografía: Simon Wilkinson - SWpix.com 

Durante el confinamiento, sus conocimientos sobre Zwift le permitieron crear encuentros para el club que se adaptaban a miembros con diferente potencial. Para ello, utilizaba la funcionalidad “no drop” que ofrece la plataforma para adaptar el ritmo del grupo según la capacidad media de los participantes. “Si no puedes mantener el ritmo de manera constante, retrocederás un instante, pero, entonces, una especie de ráfaga de viento aumentará tu velocidad y te devolverá al grupo”, explica Bock.

De esta forma, Zwift consigue generar un sentimiento de comunidad durante el encuentro, en el que poder disfrutar de un entrenamiento pausado y acompañado por otros miembros de una manera telemática. De hecho, muchos de los usuarios durante aquella época utilizaban el software de voz Discord para comunicarse de manera instantánea durante el entrenamiento virtual.

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Este complemento fue crucial para contribuir en la interacción entre los diferentes miembros de clubes como VC London: "Tenía grandes beneficios. Uno de nuestros compañeros se había mudado a Australia, por lo que pudo volver a unirse a nuestros paseos de manera virtual”, destaca Steve Cave.

El carácter social de plataforma deportiva

Para muchos, Zwift se convirtió en algo más que una simple herramienta para mejorar la forma física. Se trata de una plataforma que ofrecía una comunidad en una época complicada de gestionar mentalmente y fue una especie de oasis para los aficionados que perdieron la posibilidad de disfrutar del ciclismo en la carretera. Ese uso para fines sociales y paseos colectivos no pasaron desapercibidos por la plataforma, que ha prometido actualizaciones para potenciar esta sección de la comunidad.

 

Photo: Sean Hardy

El año pasado, los responsables de las carreras tenían que asegurarse de que todas las personas que querían unirse les seguían en Zwift, y la invitación tenía que ser aceptada por cada corredor. Sin embargo, ahora la intención es que cualquiera que tenga un nivel superior a veinte pueda tener la oportunidad de crear su propio club e invitar a los miembros a través de la aplicación Zwift Companion. Será desde ahí donde se podrán gestionar y crear eventos personalizados adaptados a las diferentes necesidades de cada club.

La diferencia radica en que mientras los encuentros solo permiten invitar a tus seguidores en Zwift, los clubes ofrecerán la opción de invitar a cualquier persona a tu evento utilizando un simple enlace. Con esta actualización, el carácter comunitario y social se puede incrementar y los encuentros sociales para disfrutar de una salida suave en bicicleta de manera virtual serán más accesibles.

La amenaza de la pandemia sigue latente, pero el ciclismo virtual demuestra que incluso en los entornos más inusuales y restrictivos, la comunidad que sustenta el ciclismo puede marcar la diferencia en la vida de los ciclistas.

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