Tour de Francia femenino: Primero hay que sembrar

Cuando Christian Prudhomme, director de la empresa organizadora del Tour de Francia, ASO, anunció que en 2022 habría edición femenina, también apuntó la necesidad de que fuera rentable económicamente. ¿Se tendrá paciencia para que la carrera crezca y se estabilice?

El pasado mes de junio saltó la noticia: el Tour de Francia anunciaba, casi sin querer, y a través de unas declaraciones de su director Christian Prudhomme al periódico británico The Guardian, que en 2022 el Tour de Francia recuperaría la prueba femenina.

Aseguró que, sin la Covid-19 ni los Juegos Olímpicos de Tokio, se hubiera celebrado este mismo año, lo que dio a entender que la gestación llevaba tiempo produciéndose, aunque no dio demasiados detalles más. “Sin duda será una carrera que aprenderá de los errores del pasado”, declaró en relación a la corta vida de su predecesor, el Tour de Francia femenino que se celebró entre 1984 y 1989 —antes, en 1955, hubo una primera edición—. “Hay un motivo por el que aquel Tour de los años ochenta solamente duró seis años, y fue la falta de equilibrio económico. Lo que queremos es crear una carrera que pueda tener su propia historia, que sea sostenible y que supere el paso del tiempo. Eso quiere decir que no puede perder dinero”.

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La idea de Amaury Sports Organisation (A.S.O.) es que se celebre justo a continuación de la prueba masculina para asegurar la cobertura mediática del evento y que no tenga que competir por la atención mediática. “Hay que encontrar el equilibrio económico para que el Tour de Francia femmes pueda durar cien años”, aseguró Prudhomme a la vez que no dejó de recordar que todas carreras de féminas actuales bajo la organización de A.S.O. son deficitarias, como la Flecha Valona, la Lieja-Bastoña-Lieja o La Course by Le Tour. Pero “aun así las organizamos”. Quizás por eso, por primera vez, un nombre con tanto peso i entidad como el Tour va acompañado del nombre del patrocinador principal. Será el Tour de France Femmes avec Zwift

Con este planteamiento y sin mucha más información es fácil especular sobre qué se considera sostenible económicamente para la empresa organizadora y qué margen existe en ese sentido para lograr que un evento nuevo, aunque lleve el nombre del Tour de Francia, pueda establecerse, estabilizarse y empezar a escribir su propia historia. Es también pertinente cuestionarse si el ciclismo femenino necesita copiar el modelo económico masculino teniendo en cuenta que las necesidades competitivas son otras y que las atletas tienen otra personalidad e incluso otra manera de vivir y entender el ciclismo. Además, ¿son todas las carreras profesionales masculinas rentables? Quizás hay otra manera de hacer las cosas.

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Desde hace unos años, el ciclismo femenino se ha mostrado como un terreno muy fértil para la innovación y la creatividad. Iniciativas como The Run Up, serie documental tipo inside producida por los propio equipos, demuestran que las mujeres tienen mucho que decir y que, por encima de todo, son grandes embajadoras para la promoción del deporte y sus valores. ¿Estará A.S.O. dispuesto a sembrar el tiempo necesario para que el Tour femenino tenga una larga vida? El próximo 14 de octubre, cuando se presenta la prueba de forma oficial y descubra el recorrido, sabremos más.

* Artículo publicado originalmente en VOLATA#28. 

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