Hubo una vez una carrera femenina por etapas que la UCI consideró tan desafiante que hasta se negó a ratificarla. Con el paso del tiempo, incluso llegó a tener la dotación de premios más elevada de todas las carreras de los Estados Unidos, tanto masculinas como femeninas. Era la Ore-Ida.
Fue creada por Jim Rabdau, un ex boina verde que había servido en Vietnam y que no sabía casi nada de bicicletas. Sin embargo, lo que Rabdau sí que sabía era que las carreras de bicis eran un deporte espectacular. Unos veinte años antes fue retenido cuando iba en coche en un cruce de Italia para que pasara una carrera de ciclismo. En ese momento se enamoró de la fanfarria y las bocinas y de ese orden dentro del caos ciclista.
Cuando Rabdau volvió a la vida civil, empezó a trabajar en el departamento de recursos humanos de Ore-Ida, una marca de aperitivos de patatas chips, con sede en Boise (Idaho). Un día le pidieron que aportara algunas ideas para promocionar la marca entre las mujeres. Un amigo suyo le dijo: "Deberías hacer una carrera de atletismo para mujeres", pero él dijo: "No, tiene que ser de ciclismo de carretera. Tiene el color, la velocidad, la emoción".
Así fue como en los Estados Unidos nació se creó una cultura popular asociada al deporte que puso la mujer en el epicentro. La razón se encontraba el Título noveno, una ley federal de derechos civiles creada en 1972 para poner fin a la discriminación sexual en los programas educativos financiados con fondos federales. A partir de ahí, los deportes universitarios tuvieron que incluir a las mujeres, lo que a su vez creó un próspero panorama de carreras en los campus. Esto explica en parte por qué muchas mujeres americanas que compiten tienen, incluso hoy en día, estudios superiores, como el caso de Connie Carpenter-Phinney y Rebecca Twigg, dos niñas prodigio que fueron rivales en la carretera pero consiguieron el oro y la plata en los Juegos Olímpicos de 1984 como compañeras de selección.
La edición más espectacular de la Ore-Ida fue la de 1990. La carrera comenzaría en la punta del extremo norte del estado y luego descendería, a través de las Montañas Rocosas, sobre llanuras desérticas y entre granjas de patatas hasta la capital del estado, Boise, en el suroeste, terminando con un critérium frente a la sede de la empresa Ore-Ida. En total, 1.016 kilómetros repartidos en 17 etapas, lo que suponía un salto espectacular respecto a los diez días de carrera del año anterior.
La UCI se negó a ratificar la prueba, alegando que era demasiado difícil para las mujeres, pero Rabdau no era alguien a quien se desafiara tan facilmente.
Recuperamos la historia de la Ore-Ida, que publicamos originalmente en el número 26 de VOLATA en nuestros nuevo capítulo de Relatos Sonoros.
* VOLATA Radio es un proyecto con el apoyo de la marca de ropa de ciclista NDLSS.