La Mirilla: el Tour de Francia Femenino 2023 con una mirada diferente

Cada etapa tiene la capacidad de desarrollar múltiples historias paralelas que también merecen ser contadas. Os acercamos una crónica diaria desde el 'backstage' del Tour de Francia Femenino 2023 con un punto de vista más personal y reflexivo.

En el Tour de Francia Femenino 2023, desde VOLATA hemos vuelto a recuperar la sección 'La Mirilla', nuestra forma particular de acercar la carrera desde dentro a través de puntos de vista que permiten reflexionar y conocer curiosidades o realidades poco exploradas. Una manera de observar lo que sucede a nuestro alrededor con mayor detenimiento, con perspectivas y ángulos diferentes que permiten contar realidades e historias que muchas veces pasan desapercibidas o, simplemente, quedan opacadas por la vorágine de la acción deportiva. 

DJ Kool

Fotografía: Olga Àbalos

Antes de que empiece la competición, cada equipo tiene su propio ritual, que suele ser una mezcla entre la estrategia de la dirección deportiva y de rendimiento y lo que las propias ciclistas demandan. Algunos equipos aparcan los autobuses en la zona de salida de tal forma que el público que se acerca puede tener contacto directo con las corredoras mientras hacen rodillo para calentar o terminan de preparar el material con el staff.

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Otros prefieren crear espacios más recogidos y colocan la zona de calentamiento detrás del bus para evitar el bullicio y conseguir ese ambiente de concentración y sin demasiadas distracciones. El equipo DSM - Firmenich es sin duda de la primera tendencia: exposición de cara y, además, sin medias tintas. En la zona de salida de la segunda etapa en Clermont-Ferrand, eran el único equipo que hacía rodillo con música, y además, con un cierto volumen y con un altavoz equipado con luces muy llamativas. El ambiente que transmitían era muy especial y contagioso.

La encargada de la selección musical tanto para estos momentos como en los traslados en el bus suele ser la velocista Charlotte Kool. Es la que dedica tiempo a las listas de reproducción para que todas sus compañeras se preparen mentalmente para la etapa, algo que les ayuda a quitar tensión innecesaria: desde música hip hop a música urbana pasando por temas clásicos como el socorrido Y.M.C.A. de Village People con el que estuvieron calentando durante unos minutos.

Incluso dentro del bus, tienen montado un sistema de karaoke que las ciclistas usan antes de las etapas si realmente necesitan llevar la motivación a otro nivel. De momento, parece que darle al play les funciona: en el primera etapa de este Tour de Francia Femenino, Kool fue tercera en meta y en la correosa segunda jornada en el Macizo Central, Juliette Labous fue una de las más combativas intentando formar alguna escapada. Seguiremos de cerca sus playlists.

Los Transformers de Pamplona

Si uno se acerca a la zona de meta de cada una de las llegadas en este Tour de Francia Femenino descubrirá que los operarios hablan en castellano y con acento navarro. Son los trabajadores de M2 Eventos, una empresa de Pamplona de larga trayectoria en el sector de los grandes eventos que este año debuta como proveedor en la ronda Francesa. Son un pequeño oasis dentro de la tan francesa estructura de ASO.

Hace casi dos décadas que M2 Eventos son los encargados de una gran parte de la infraestructura de La Vuelta a España y también suyas fueron las tres zonas VIP del Grand Depart en el País Vasco, así que cuentan con sobrada experiencia para hacer frente a todos los retos logísticos. "En este Tour viajamos con tres tráilers de casi catorce metros para el pódium de meta, el camión de medios de comunicación y la zona VIP, y claro, no es lo mismo meterlos en una ciudad grande, como hoy, que estamos en Albí, que en un pueblo pequeño como fue Montignac (en la foto). Tenemos la suerte que tenemos tres camioneros que manejan muy bien el camión y lo solemos apañar todo», comenta Quique Ascaso, coordinador de montaje. Como ejemplo, M2 Eventos son los responsables de montajes de meta en llegadas tan complicadas como la de Lagos de Covadonga, que pudimos ver la Vuela Femenina.

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Para este Tour han venido con ocho personas: cinco operarios y tres camioneros, que cada día montan y desmontan una parte de la zona de meta, para la que suelen necesitar unas 3 horas y media o 4 horas de trabajo. Todo el material es propio, como el tráiler que cada día se convierte en el pódium, como si fuera un Transformer. "De hecho, el pódium que estamos usando es el mismo que usaremos para La Vuelta a España —asegura Ascaso—. Todo que se ve en el exterior está hecho por nuestro equipo de viniladores en la nave de Pamplona. En La Vuelta lo podremos ver de nuevo, pero con otros colores".

El técnico de M2Eventos comenta que en esta primera experiencia francesa lo que le ha sorprendido más es la magnitud del evento y la capacidad de convocatoria del Tour. "Ayer en Rodez, en meta había cuatros filas de personas en cada lado esperando y eso es un gran paso para el ciclismo femenino". ¿Y cómo han llegado hasta ASO? "Al final esto es un mundillo en el que vas conociendo gente y haciendo contactos y si ven tu trabajo y les gusta, pues te llaman", asegura Ascaso.

El equipo de las galletas

Durante este Tour Femenino, tanto en las salidas como en las llegadas de las etapas hay siempre un gran foco de gran expectación popular. Allí donde se acumula una gran cantidad de público, es muy probable que detrás haya un coche o una corredora del equipo St Michel - Mavic - Auber93. Son unos de los equipos Continentales más modestos del pelotón profesional femenino, pero en Francia, sin duda, son los más populares, especialmente entre el público familiar.

Corredoras como Camille Fahy y Dilyxine Miermont son constantemente demandas por niños y niñas para hacerse una foto, tener un bidón o un dorsal. "Es un equipo con una larga tradición y muy arraigado en la cultura ciclista francesa, y además está patrocinado por las galletas St. Michel, que también son muy populares", asegura Charlie Nerzic, director de comunicación del equipo.

Por buscar una comparativa en el mundo de las galletas españolas, quizás podríamos compararlo con las galletas Cuétara o Artiach. "Durante muchas décadas, los turistas ha comprado galletas St. Michel para llevarse a casa como la típica galleta francesa de mantequilla de la Bretaña", comenta un señor francés de forma espontánea mientras hace guardia en la meta de Albí delante del bus del equipo.

El actual St Michel - Mavic - Auber93 masculino (cat. Continental), que nació como club cicloturista en 1948, es el heredero del aquel BigMat - Auber 93 que a finales de los años noventa llegó a participar en varios Tour de Francia y en el que militó durante dos temporadas (2002-2003), Felix García Casas. "Creo que el público todavía recuerda aquellos años —prosigue Nerzic—, y por eso viene tanta gente a vernos, pero también creo que se debe a que tanto el equipo masculino como femenino son muy atacantes en las carreras, se meten en las escapadas y pelean mucho, y eso al público le gusta".

El padre de la reina Vos

No pasa desapercibido. Es Hank Vos, el padre de Marianne Vos. Se muestra tímido y algo sobrepasado por la cantidad de gente que se acerca a saludarlo. No es extraño, lleva casi veinte años acompañando y apoyando a su hija en todas las carreras. "El ciclismo es nuestra vida y he conocido a tanta gente...", me comenta con cara de circunstancias, pero con una enorme sonrisa. "Estar aquí es fantástico, porque ya era hora de que las ciclistas tuviera un Tour de Francia propio, se lo merecían". Confiesa que hasta el año pasado nunca había visto una carrera de ciclismo femenino con tanta gente, tanto público, y tanta infraestructura. "Mira esto —comenta señalando los coches y los autobuses del Jumbo Visma—. Es increíble. Hace unos años esto es inimaginable. Es lo que necesitaban".

Lo dice alguien que ha visto de todo y ha luchado junto a su hija durante mucho años. "He estado con ella desde que era muy pequeña —relata y hace una pausa, como si quisiera rememorar todo lo vivido en su cabeza—. Es obvio que yo lo diga, pero para mí Marianne es la mejor ciclista del mundo y no tengo palabras para explicar lo orgullosos que todos estamos de ella". En su mano sostiene una figurita: una reproducción de Vos ganado la Gante-Wevelgem en 2021. "Es de una fan que se la ha dado a Marianne y se la estoy guardando para que no rompa".

Vos padre había viajado hasta Francia en autocaravana desde Italia y ha estado siguiendo algunas etapas del Tour, pero Albí sería su última parada en esta carrera antes de volver a los Países Bajos. "Estoy un poco sobrepasado por tener que hablar con tanta gente, saludar a tantos conocidos. Estoy cansado. Contento, pero cansado", confiesa con la satisfacción de que el trabajo está hecho. "Yo no doy pedales, pero supongo que he aportado mi granito de arena de todo esto".

Una fiesta de diez segundos

Fotografía: Bernat Manzano

La etapa reina del Tour de Francia Femenino, con final en el Tourmalet, no decepcionó. Fue un gran espectáculo tanto a nivel deportivo como humano. Miles de personas se concentraron a lo largo de los 10 kilómetros de ascensión de este puerto de categoría especial para celebrar el paso de la carrera y de las ciclistas. Cada pocos metros, se celebraban pequeñas fiestas organizadas por gente venida de muchos lugares: se oía hablar en francés, en español, en euskera, en italiano, en catalán, en inglés, en neerlandés…

Algunos habían conseguido aparcar la autocaravana los días anteriores, otros se habían espabilado con el coche, otros subían en bici o andando. Los más tempraneros, también habían pintado la carretera con los nombres de sus ciclistas favoritas, lo que dio como resultado un collage muy particular entre las pintadas ya existentes (de otros pasos del Tour u otras carreras) y las nuevas.

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A falta de 2 kilómetros para la meta, podía leerse en el asfalto “Vigie, vigie, vige”. Los autores de este grafitti hecho con brocha gorda eran los familiares y amigos de Margaux Vigié, del equipo Lifeplus – Wahoo, uno de los Continentales más modestos del pelotón. Originaria de la zona de Toulouse, la ciclista ha corrido como en casa en las últimas etapas, en las que el Tour Femenino ha pasado por localidades como Rodez o Cahors, donde la pudimos ver portando una enorme bandera de la región de Occitania.

Ayer en el Tourmalet la esperaban su madre, sus perros y algunos amigos de Barcelona y Girona, ciudad en la que lleva afincada unos años. Todos miraban la retransmisión de la carrera en las aplicaciones móviles para deducir en qué momento aparecería desde dentro de la espesa niebla que había a 2.000 m de altitud. Era imposible ver nada más allà de tres metros. “Cuando pase, ¿cómo debemos llamarla?”, preguntaba un amigo a su madre, que sostenía en brazos a unos de los perros. “Margaux”, dijo. “Entendido, pues entonces la llamaremos Margarita”, le replicó bromeando otro amigo.

Cuando Vigié llegó su altura, los cánticos de “Margarita, Margarita, Margarita” resonaron por todo el valle mientras su madre pinchaba la canción Thunderstruck, de AC/DC, uno de los temas favoritos de Vigié, y un grupo de unas diez personas corría a su lado. Fue una fiesta de apenas 10 segundos, pero la fiesta más intensa del mundo.

Imagen de cabecera: Charly López / A.S.O.

 

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