Giro d'Italia 2021: Egan Bernal honra el rosa

El rendimiento de Egan Bernal con la llegada de la alta montaña sigue rozando la excelencia en el Giro de Italia. Es el más fuerte de la carrera y en Cortina d'Ampezzo volvió a demostrar que no tiene rival.

Lograr la victoria vestido con la maglia rosa suele ser algo inusual, pero es innegable afirmar que deja una de las estampas más bonitas del mundo del ciclismo. El último en conseguirlo fue Simon Yates —hasta en tres ocasiones— en el Giro de Italia de 2018. Hubo que esperar tres años para que un ciclista, en este caso Egan Bernal, volviera a alzar los brazos ataviado con la prenda distintiva de líder de la ronda italiana. Una imagen que el propio ciclista colombiano quería con ahínco, ya que en los últimos metros en Cortina d’Ampezzo se despojó del chubasquero para entrar en la línea de meta cubierto de rosa, consiguiendo, así, su segundo triunfo parcial en el Giro.

La jornada que, como indica el propio impermeable de Bernal, estuvo marcada por la lluvia y el mal tiempo. Lo que se presuponía como la etapa reina del Giro, acabó por resquebrajarse ante la cancelación de la subida al Passo Fedaia —conocido popularmente como la Marmolada— y el Passo Pordoi, la Cima Coppi de la 104ª edición del Giro. La jornada dolomítica de la corsa rosa se convirtió en una etapa en la que el desgaste fue inferior al esperado, pero que obtuvo el mismo resultado: Egan Bernal no tiene rival.

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Egan Bernal, en solitario, en el Passo Giau (Fotografía: SWpix / CorVos)

En el Passo Giau, como ya ocurriera en el Monte Zoncolan —con victoria de Lorenzo Fortunato, del Eolo Kometa—, el ciclista colombiano arrasó en una ascensión copada de nieve y protagonizada por la falta de señal por parte de la RAI, la televisión pública italiana. Fue como volver al pasado, sin poder ubicar a ciencia cierta lo que estaba ocurriendo en carrera. En Cortina d’Ampezzo, la ciudad reina de los Dolomitas, aguardaba un final sobre terreno pavimentado en los últimos metros y en los que hacía nueve años Joaquim Purito Rodríguez dejaba su sello en el Giro de 2012.

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Tras más de veinticinco kilómetros con la única información de un GPS cuya diferencia iba variando de forma descontrolada, aparecía un Egan Bernal solitario que honró a la maglia rosa y aumentó, más si cabe, su distancia en la general. Tan solo Damiano Caruso —la revelación hasta el momento de la carrera— y Romain Bardet, fueron capaces de mantenerse relativamente cerca del colombiano al término de la decimosexta etapa.

Damiano Caruso se coloca segundo en la general (Fotografía: Team Bahrain-Victorious)

La jornada en los Dolomitas fue el culmen a una segunda semana que se presumía clave para el devenir de la prueba y que ha dejado luces y sombras.

Por un lado, ha arrojado la certeza de que Bernal juega en otra división, la lucha por el podio está más que compacta y las esperanzas de Remco Evenepoel se desvanecieron de un plumazo. El belga acusó su falta de competición sobre el sterrato camino de Montalcino y cerró su semana con más de 24 minutos de pérdida.

Por otro lado, el Giro de Italia se convirtió en un concurso de fugas concedidas. En el pelotón imperó la tranquilidad y esa cocción a fuego lento de la corsa rosa hizo que la mutilación de la jornada dolomítica fuera todavía más dolorosa.

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Aún siendo un tópico, lo cierto es que todavía queda mucho Giro de Italia. Egan Bernal ha sido el más fuerte, pero los precedentes le hacen permanecer ojo avizor a instancias de lo que pueda ocurrir hasta Milán. Sega di Ala, Alpe di Mera y Alpe Motta aguardan expectantes de que haya algún ciclista que quiera dinamitar la carrera en los menos de 800 kilómetros que le restan al Giro en la tercera semana.

Imagen de cabecera: SWpix / CorVos

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