Los puertos más duros de La Vuelta a España 2023

Repasamos la historia, la identidad y las características de las principales cimas montañosas que deberá superar el pelotón en la 78ª edición de La Vuelta a España. Ordino, Javalambre, Xorret de Catí, Aubisque, Tourmalet, Larrau, Angliru...

Es innegable la esencia montañosa de la 78ª edición de la Vuelta a España. Nueve finales en alto, numerosos metros de desnivel acumulado, emboscadas, la cordillera cantábrica, el protagonismo de los Pirineos… Se trata del paraíso de los escaladores en un recorrido que atraviesa gran parte de las cadenas montañosas del país en sus veintiún días de competición. Un sinfín de carreteras serpenteantes en las que los ciclistas cogerán la pluma por primera vez para arrancar la historia de puertos inéditos en La Vuelta o, por el contrario, continuar escribiendo capítulos en cimas longevas e icónicas.

En la consecución del maillot rojo actual —y el dorado, el amarillo y el naranja de antaño— las subidas de montaña han sido un factor clave. Aunque la esencia explosiva, con jornadas monopuerto y finales en rampas casi imposibles, se mantiene intacta, este 2023 La Vuelta también se adentra en etapas propicias para fondistas, con puertos largos y de esfuerzo sostenido. Para repasar la variedad montañosa de esta edición hemos echado un vistazo a la historia y las características de las cimas más importantes para decidir el nuevo ganador de la ronda española. Con permiso, eso sí, de los escasos 25 kilómetros de contrarreloj en Valladolid.

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Coll d’Ordino - tercera etapa

Fotografía: Getty (iStock)

El Coll d’Ordino es una de las ascensiones más reconocidas de Andorra. Aunque su estreno en La Vuelta no se produjo hasta el año 2000, en una etapa camino de Arcalís en la que se impuso Roberto Laiseka, ya había formado parte del recorrido del Tour de Francia en las ediciones de 1993 y 1998. En sus ocho apariciones previas en competición —seis en La Vuelta y dos en el Tour— siempre ha sido un puerto de paso, y la última ocasión, en el año 2019, el esloveno Tadej Pogačar consiguió su primera victoria en una gran vuelta en Cortals d'Encamp. 

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Este 2023, por tanto, mantiene su naturaleza como puerto para ir limando las fuerzas de los corredores antes del primer final en alto de la ronda española en la llegada inédita de Arinsal (8,3 km al 7,7%, y máximas del 13%) en la tercera jornada. Será una subida larga, superior a los 17 kilómetros, con una pendiente media del 4,9% y cuya mayor dureza se concentra en los 9 km finales una vez superada la localidad de Canillo, con rampas que llegan al 10% en algún tramo y una media que ronda el 6,5%. Se trata de una cima bonificada y el ritmo con el que se ascienda será un factor clave de desgaste en el primer test entre los favoritos.

Pico del Buitre - sexta etapa

El Pico del Buitre (1956 m), ubicado en la Sierra de Javalambre, será el gran protagonista en la sexta etapa de La Vuelta 2023. La dureza de esta ascensión de paisaje casi lunar, con una media del 8% y máximas que de forma constante llegan hasta el 16% en sus 10,9 km, puede cautivar a cualquier aficionado al ciclismo, pero su principal belleza reside en su condición como balcón de lujo para contemplar las estrellas gracias a su baja contaminación lumínica. Un espléndido rincón para los amantes de la astronomía que en su cima, rozando los dos mil metros de altitud, alberga el Observatorio Astrofísico de Javalambre, encargado de estudiar y cartografiar el universo.

Fotografía: OAJ

Fotografía: Luis Gómez / Unipublic

Esta subida apareció por primera vez en el año 2019, encumbrando a Ángel Madrazo como el primer ganador en el puerto turolense. El ciclista del Burgos-BH atacó en el último kilómetro y se deshizo de sus compañeros de fuga para lograr el triunfo más importante de su carrera; también para el equipo burgalés, que selló su brillante actuación con la segunda posición del neerlandés Jetse Bol. A pesar de ser una subida exigente, al tratarse de una jornada monopuerto y en la primera semana de carrera no hubo grandes diferencias entre los implicados en la general. Nada hace pensar que no ocurra una situación similar este 2023. 

Xorret de Catí - octava etapa

Xorret de Catí es una de esas subidas ciclistas casi imposibles que ha popularizado La Vuelta en las últimas décadas. Este corto pero explosivo puerto alicantino, ubicado en el término municipal de Castalla, debutó en 1998 con la victoria de un ilustre como José María ‘Chava’ Jiménez. Desde entonces, sus exigentes rampas con máximas que superan el 20% han aparecido en otras cinco ocasiones: 2000, 2004, 2009, 2010 y 2017. La última vez que La Vuelta visitó esta ascensión sirvió para que un joven Julian Alaphilippe estrenara su casillero en las vueltas de tres semanas. 

El ataque de Alberto Contador en Xorret de Catí en 2017 (Fotografía: Luis Gómez / Unipublic)

Altimetria Xorret de Catí

Este 2023 el francés no será de la partida, pero el final será idéntico a aquella ocasión, en el que tras coronar los ciclistas afrontarán un vertiginoso descenso de poco menos de tres kilómetros camino de la línea de meta situada en el hotel rural Xorret de Catí. El puerto presenta 3,9 kilómetros y una pendiente media del 11,4%, con picos del 18%, 19% e incluso 22%, a través de una carretera estrecha y rugosa que se adentra en la vegetación de la Sierra del Maigmó. Un auténtico muro, similar al Balcón de Alicante que presentó La Vuelta en 2021. Como curiosidad, el KOM en Strava sigue siendo el tiempo de 13:39 fijado por Vincenzo Nibali en 2017. ¿Lo batirán en esta edición?

Col du Tourmalet - decimotercera etapa

La Vuelta a España 2023 hará una importante incursión montañosa en territorio francés para sumergirse en el puerto más consagrado en la historia del ciclismo, el que más veces se ha ascendido en el Tour de Francia: el Col du Tourmalet. Será la primera ocasión que la ronda española visite esta subida, y lo hará como final de etapa. La llegada al Tourmalet estaba prevista para la edición de 2020, pero la pandemia de Covid-19 obligó a cancelar esta posibilidad ya que el cierre de fronteras impidió que la carrera entrase en Francia. Este 2023 el sueño de Unipublic —y A.S.O— se hace realidad y completa el tercer paso de una carrera por este coloso pirenaico tras el Tour masculino y el Tour femenino.

Demi Vollering camino de su victoria en el Tourmalet durante el Tour femenino (Fotografía: Thomas Maheux / A.S.O.)

 

Altimetria Col du Tourmalet

Los ciclistas deberán afrontar los 18,9 km al 7,4% a través de la vertiente de Barèges. Un puerto con pendientes sostenidas que van mermando kilómetro a kilómetro la fuerza en las piernas. Sin duda, una jornada que podría generar diferencias importantes si algún corredor está un paso por encima del resto. Especialmente, teniendo en cuenta que se acumulan más de 4.000 metros de desnivel en poco más de 134 kilómetros y se superan otros dos colosos como el Col de l’Aubisque (16,5 km al 7,1%), que ya fue final de etapa en La Vuelta 2016, y el Col de Spandelles (10,3 km al 8,3%). Ciento trece años después de que la organización del Tour incluyera, casi de forma temeraria, esta subida en el recorrido de 1910, la ronda española también escribirá su propio capítulo en la cima pirenaica. 

Puerto de Larrau - decimocuarta etapa

Tras la llegada en la cima del Tourmalet, el bloque pirenaico de La Vuelta concluye con una jornada durísima en la frontera entre Francia y Navarra. Precisamente, el paso desde territorio francés se produce a través del Puerto de Larrau, un auténtico coloso poco explorado en el ciclismo profesional y que debuta en la ronda española. Se asciende a través de la vertiente del Col de Erroymendi, con una longitud cercana a los 15 kilómetros y una pendiente media del 8%. Durante sus primeros 10 km mantiene una media superior al 10%, llegando incluso al 15% en varios tramos, y tras un breve respiro de 3 kilómetros vuelve a encadenar dos kilómetros finales al 10,5% hasta la cima.

A pesar de haber aparecido previamente tan solo en dos ocasiones en el Tour de Francia (1996 y 2007), es un lugar con un recuerdo amargo para Miguel Indurain. En sus rampas, en 1996, el cinco veces ganador de la ronda gala sucumbió de forma definitiva ante el empuje del equipo Festina tratando de descolgar al líder Bjarne Riis. Indurain acabó cediendo ocho minutos y medio en Pamplona, una meta que pretendía ser un homenaje para la gran figura ciclista de la década de los noventa.  

Alto de L’Angliru - decimoséptima etapa

En el corazón de la Sierra del Aramo, en el centro de Asturias, se encuentra una de las ascensiones asfaltadas más exigentes : el Alto de l’Angliru. La organización de La Vuelta tenía en Lagos de Covadonga la montaña que rivalizaba con otras subidas míticas como Alpe d’Huez, el Mont Ventoux, el Mortirolo o el Zoncolan, pero quería ir un paso más allá y en 1999 decidió mostrar al mundo esta cima cubierta de niebla de 1558 metros de altitud.

De ser conocido únicamente por los ganaderos locales a convertirse en un icono ciclista. José María ‘Chava’ Jiménez fue el encargado de conquistar por primera vez el Angliru tras sobrepasar a Pavel Tonkov en los últimos metros.  Fue también la cima encargada de despedir a Alberto Contador del ciclismo profesional con una sufrida victoria en 2017, la segunda que consiguió el ciclista madrileño en el Alto de l'Angliru tras su triunfo en 2008.

Roberto Heras (izquierda) y 'Chava' Jiménez durante la primera ascensión a l'Angliru (Fotografía: EFE)

Altimetria Angliru

La subida tiene un total de 12,4 km, una pendiente media del 9,8% y rampas que alcanzan hasta el 24% en el tramo de La Cueña les Cabres. En la Vuelta a España de 2002, los coches de equipo sufrieron los estragos de estas pendientes desorbitadas. Llovía mucho y eso provocó que las pintadas de los aficionados para animar a sus ídolos se transformaran en pistas de hielo para los neumáticos, impidiéndoles volver a arrancar después de detenerse en las partes más empinadas. Esa situación generó cierto caos, con algunos ciclistas atrapados detrás de los coches y otros incluso teniendo que llegar a la cima con las ruedas pinchadas porque la asistencia era incapaz de alcanzarles. El británico David Millar se fue al suelo tres veces y acabó arrancando su dorsal en señal de protesta a pocos metros de la meta, abandonando la carrera. 

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A pesar de aquel capítulo desafortunado, el Angliru siempre ha sido un bonito espectáculo sobre la bicicleta. Los ciclistas retorciéndose, la niebla poniendo el tinte épico, el pasillo humano alentando a los corredores… La naturaleza del puerto no genera grandes diferencias, pues resulta complejo ampliar distancias a menos de 12 km/h, pero si tiene la capacidad de aniquilar a quien llegue justo a la tercera semana. Su emplazamiento en carrera este 2023, después del bloque pirenaico y antes de dos jornadas propicias para emboscadas, podría favorecer a que no ejerza de elemento bloqueador, uno de los puntos débiles que siempre ha envuelto al Angliru ante la entidad de su dureza.

Imagen de cabecera: Unipublic

 

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