Había pasado más de una hora desde que cruzara la linea de meta y Demi Vollering (Team SD Worx) confesaba que todavía estaba procesando todo lo que acababa de pasar en la séptima etapa con final en el Tourmalet. Repasemos: la neerlandesa consiguió al victoria en la cima del Tourmalet por delante de Kasia Niewiadoma (Canyon//SRAM Racing), que ha entrado segunda a 1’58’’ y Annemiek Van Vleuten, tercera (Movistar Team) 2’34’’; se ha colocado como nueva maillot amarillo; ha inscrito su nombre en la historia ciclista de este puerto de categoría especial (ya podéis echara un vistazo a Strava y a ProCyclingStats); y a falta de l'última contrarreloj en Pau, todo indica que ha dejado el Tour de Francia Femenino 2023 sentenciado. Su victoria puede analizarse desde muchos ángulos, pero el más evidente es que es la ciclista más fuerte de este Tour y, nos atreveríamos a decir, de la actual generación de ciclistas profesionales.
La etapa de ayer tuvo muchas conexiones estéticas con la jornada de Lagos de Covadonga de la pasada Vuelta Femenina: un duelo neerlandés en un puerto mítico bajo una intensa niebla. "La victoria en Lagos me ha motivado e inspirado, porque sabía que podía hacerlo, porque lo pude hacer allí. Creo que rindo bien en este clima, la verdad. Así que tener esa referencia mental me ha ido muy bien».
La victoria de Vollering ha sido incontestable. Que así fuera estaba dentro de las previsiones, del mismo modo que Van Vleuten, que se había estado guardando en todas las etapas anteriores, intentaría algún ataque, como así ha sido, porque es su forma de correr. Le cuesta tener paciencia y eso que, a principio de este Tour, sus declaraciones daban a entender que pasaba toda la responsabilidad al SD Worx “como equipo más fuerte” y que no era la ella la que tenía que mover ficha. Sin embargo, ha vuelto a correr con el estómago, en su habitual filosofía de o todo o nada —para lo bueno y lo malo— y eso ha hecho que en el Col d’Aspin hiciera una dura (y demasidado temprana) aceleración que puso a todo el mundo en tensión: a su rival más directa, Vollering, al resto del grupo delantero, que se hizo añicos, y a los que observábamos. Solo la neerlandesa del SD Worx y Niewiadoma pudieron seguirla.
En el descenso del Col d'Aspin, la polaca consiguió abrir una mínima diferencia con las dos neerlandesas, y Vollering y Van Vleuten, en vez de trabajar juntas para alcanzarla —porque durante unos minutos fue líder virtual de la carrera—, vivieron un momento muy desconcertante. La del Movistar le pidió colaboración para cazar a la polaca, pero Vollering no accedió, porque prefirió esperar a compañeras de equipo que venían por detrás, como Marlen Reusser y Lotte Kopecky. Eso provocó que fueran cazadas por el grupo principal, donde estaban también Juliette Labois y Ashleigh Moolman-Pasio, y, como se vio kilómetros más adelante, que Van Vleuten quedara neutralizada por el SD Worx.
A media ascención en el Tourmalet, tras un fuerte ritmo impuesto por Reusser, la del Movistar ya no pudo responder al ataque de Vollering a 5 de meta. La neerlandesa del SD Worx se fue sola, cazó a Niewiadoma y la dejó de rueda para volar hacia la cima del puerto pirenaico, ganar la etapa y colocarse como nueva maillot amarillo.
La gran damnificada del día, Van Vleuten, no podía ocultar su decepción: “Pensaba que tendría un buen día, mi mejor día, por eso tenía confianza plena en ello cuando ataqué en el Col d’Aspin —aseguró en la línea de meta—. El objetivo no era descolgar a las demás sino endurecer la carrera, pero tal y como he visto luego que me encontraba, quizás no ha sido la mejor estrategia y lo he pagado en la llegada. Pero estas cosa no las sabes hasta que no las pruebas. A mi me gusta correr con el corazón y usar todas mis aptitudes y capacidad de sufrimiento”. Y añade, confirmado el relevo generacional: “Hoy Demi Vollering ha estado en otro nivel”.
Con esta etapa, la líder del SD Worx suma su decimocuarta victoria esta temporada. No es de extrañar que cuando un periodista le pregunte si estaba viviendo un sueño, esta contestara: "Sí, eso creo".
