Giro d'Italia 2022 - previa etapa 4: sondeo montañoso en el Etna

El volcán siciliano reaparece en la primera semana del Giro de Italia para marcar el primer test de los favoritos en la montaña. Un puerto constante, sin pendientes excesivas y en el que siempre ha sido complicado generar diferencias importantes. Una oportunidad para que reine la fuga.

El Giro de Italia aterriza en territorio italiano, a través de la isla de Sicilia, en la cuarta jornada y lo hace con una etapa que comienza a ser muy asidua durante la primera semana de la corsa rosa en los últimos años: la subida al Etna. El volcán ha aparecido en cuatro de las últimas seis ediciones del Giro de Italia y aunque no suele tener un impacto considerable en el resultado final, no deja indiferente a nadie con sus tonalidades oscuras propias de las rocas volcánicas y el característico paisaje ausente de vegetación en las cotas más elevadas.

Se trata del volcán activo más alto de Europa (3.357 m) y sus erupciones suelen ser recurrentes, aunque ni mucho menos violentas en los últimos años. Su relación con el ciclismo se inició en el Giro de Italia de 1967, con victoria para el italiano Franco Bitossi, y se recuperó en la edición de 1989. Sin embargo, el protagonismo de sus numerosas vertientes ha crecido en intensidad en la última década.

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Recorrido de la 4ª etapa: Avola - Etna (172 km)

Tras el primer día de descanso y el largo traslado desde Hungría hasta Sicilia, los ciclistas afrontan la primera toma de contacto con la montaña en el Etna. Una jornada de poco más de 170 kilómetros que comienza sobre un terreno escarpado desde la salida en Avola, situada en la costa sur de la isla, hasta el municipio de Buccheri. A partir de ese momento, el recorrido adquiere un carácter más llevadero, con algunos tramos en descenso y más de 60 kilómetros llanos a través de la depresión que forma la cuenca del río Simeto.

La ascensión al Etna, que en esta ocasión se afronta desde una de sus vertientes situadas en el sur, cuenta con 22,9 km de longitud. Una referencia tomada desde Biancavilla, aunque el terreno ya comienza a ser ligeramente ascendente a partir del municipio de Paternò, donde se sitúa el esprint intermedio de la jornada. Se trata de un puerto muy constante, con pendientes estables que oscilan entre el 6% y el 7,5%, salvo un kilómetro central por encima del 9,9%. 

Es en ese punto donde se produce un pequeño cambio de guion, pues la carretera se estrecha y se adentra entre la arboleda. Los últimos kilómetros vuelven a una carretera amplia, en buen estado, muy expuesta al viento y en el que el paisaje volcánico comienza a ganar protagonismo camino de la meta situada en el Refugio Sapienza. Por supuesto, el Etna es un puerto exigente —con una altitud superior a los 1.800 metros— aunque ni mucho menos decisivo y en el que históricamente no se han abierto diferencias importantes. Eso sí, comenzará a vislumbrar quiénes, posiblemente, no pueden optar a la maglia rosa.

Favoritos

En las tres últimas apariciones del Monte Etna en el Giro de Italia las victorias han sido a cargo de las escapadas: Jan Polanc (2017), Esteban Chaves (2018) y Jonathan Caicedo (2020). Una situación en la que hay que encontrar el equilibrio adecuado entre tener la capacidad de poder hacer frente a una ascensión de estas características, no ser percibido como una verdadera amenaza en la general y haber perdido cierto tiempo en las primeras jornadas. 

El propio Jonathan Caicedo (EF Education-Easy Post) cumple esta especie de requisitos que le permitirían poder intentar se segunda victoria volcánica. Una circunstancia que comparte con ciclistas como Iván Ramiro Sosa (Movistar Team), que perdió más de un minuto en la contrarreloj de Budapest, Harm Vanhoucke (Lotto-Soudal), tercero la última ocasión que el Giro visitó el Etna, o Lennard Kämna (Bora-Hansgrohe), experto en completar aventuras en fuga y que ya fue protagonista en la etapa inaugural.

Jonathan Caicedo en solitario camino de su victoria en el Etna / Fotografía: La Presse

El margen de maniobra también podría ampliarse a aquellos corredores que ejercen de gregarios de lujo, aunque dependerá de la intención de los equipos el dotarles de esa libertad o arropar a su líder en una ascensión en la que las pendientes permiten un trabajo coordinado. Ciclistas como Pavel Sivakov (Ineos-Grenadiers), David de la Cruz (Astana-Qazaqstan), Wout Poels (Bahrain-Victorious) o Davide Formolo (UAE Team Emirates) se encuentran a una distancia considerable en la general para pensar tanto en la victoria de etapa como en actuar de puente en caso del ataque de su jefe de filas.

Aún así, al tratarse de la primera toma de contacto, y ser un puerto en el que históricamente ha sido complicado generar diferencias, el ímpetu de los favoritos a la general es posible que se mantenga algo apagado. Es probable que se produzcan los primeros ataques para comenzar a testear quiénes pueden comenzar a decir adiós a su opciones de vestirse de rosa, aunque será complicado que se marche algún ciclista en solitario. Tras su exhibición en la contrarreloj, quizá el mejor colocado para intentarlo sea un Simon Yates (Team BikeExchange) que ya fue capaz de descolgar a todos sus rivales en la edición de 2018. 

En caso de que el pelotón tenga la intención de echar abajo la escapada y se forme un pequeño grupo entre los favoritos a la general, junto con el británico, tampoco hay que descartar a Richard Carapaz (Ineos-Grenadiers), Pello Bilbao (Bahrain-Victorious) y João Almeida (UAE Team Emirates), con la explosividad y la velocidad suficiente para involucrarse en la disputa del triunfo de etapa en un posible esprint montañoso. 

Imagen de cabecera: Getty

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