Franqueando trincheras en bicicleta - Gravel of Legend

Franqueando trincheras en bicicleta - Gravel of Legend

Exploramos el recorrido de la Gravel of Legend, un evento gravel que permite reconectar con la historia contemporánea europea en la zona de la Bretaña francesa, el mismo escenario que vivió el desembarco de Normandía.

Fotos: Pauline Ballet Texto: Andy McGrath

Mientras las lecciones de historia y los documentales nos proporcionan una educación más completa, la gran maquinaria de Hollywood consiguió que pasara a formar parte de nuestro imaginario colectivo. Pero para entender lo que fue el Día D —como se conoce el desembarco de Normandía— hay que estar presente en el escenario en el que sucedió, en aquellas tierras al norte de Francia. El viento frío que azota el Canal de la Mancha, el sonido de las olas que rompen, el sol que aparece en el horizonte, las ruinas del puerto de Mulberry asomando mar adentro, una amplia extensión de arena y acantilados premonitorios.

La Gold Beach —nombre en clave que los británicos dieron a una playa en Arromanches-les-Bains— fue uno de los cinco lugares de desembarco del Día D en la costa francesa de Normandía, donde más de seis mil buques de bando aliado desembarcaron a 175.000 soldados el 6 de junio de 1944, una maniobra de alto riesgo que cambió las tornas de la Segunda Guerra Mundial y dio el pistoletazo de salida a la resolución del conflicto.

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El objetivo era crear una cabeza de playa o puesto de avanzada y capturar el pueblo de Arromanches, un punto de desembarco clave para las fuerzas aliadas.

La Gold Beach es también el punto de partida de una nueva e innovadora prueba deportiva francesa: La Gravel of Legend. Se se celebra entre el 25 y el 27 de junio, como elemento central del evento de ciclismo gravel Nature Is Bike. Conseguir completar el recorrido no es un juego de niños: 280 kilómetros sobre caminos no asfaltados. ¡Una pasada! Sin embargo,  tampoco se trata de arriesgar la vida y la integridad física como aquellos combatientes.

Billy Ceusters, coordinador de eventos de la marca de bicicletas Specialized, es un admirador de este tipo de pruebas, por lo que no podía perder la oportunidad de reconocer un recorrido tan característico. Ceusters, nacido en Bélgica, recorrió más de 27.000 kilómetros sobre su bicicleta el año pasado y esto del gravel le está gustando. “Quiero formar parte de este estilo de vida más pausado y no la competitividad de la carretera”, explica.

El Día D está entretejido en el ADN de la Gravel of Legend. La salida a las 6:31 h de la mañana es la misma hora a la que las botas de los primeros soldados llegaron a las playas hace setenta y siete años, en junio de 1944. Cada uno de los 300 participantes recibirán también un carnet, al igual que los soldados aliados que desembarcaron. Los suyos llevaban frases clave en francés para ayudarles en su avance hacia el sur; esta guía en particular llevaba consejos sobre los lugares donde parar a comer y beber, así como las entradas de los puestos de control que hay que sellar durante el recorrido.

“Gracias a esta prueba sientes respeto por tener la vida que tienes. Ves lo basto que es todo y no te puedes imaginar la violencia que se vivió en aquella época”, dice el coordinador de eventos de Specialized.

Ruta día uno

Los caminos agrícolas llenos de baches que se encuentran en los primeros 50 kilómetros requieren potencia y persistencia antes de dar paso a la extensa Suiza normanda. Con sus verdes colinas, sus vacas holgazanas y sus desfiladeros rocosos. En el norte de Francia no hay picos nevados, pero aquí el viaje se dirige a su punto más alto, el Monte de Cerisy, de 276 metros, cubierto de rododendros rosas y púrpuras, una planta típica de la zona que florece cada verano.

A continuación, el río Varenne se adentra en la pintoresca ciudad medieval de Domfront, encaramada en un promontorio rocoso. Con sus casas con entramado de madera, sus bares con escritura gótica y una mansión en ruinas que fue asediada por Guillermo el Conquistador, parece que no ha cambiado desde tiempos inmemoriales.

En el incesante viaje hacia el pasado de este recorrido, el ambiente se traslada hacia una época de armaduras ruidosas y duques guerreros. Solo hay que cambiar los caballeros en caballos relinchantes por jinetes en corceles de metal. "Empiezas con la Segunda Guerra Mundial y luego te adentras en un mundo de castillos, nobleza... Este paseo es como retroceder en el tiempo", enfatiza Ceusters.

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Es un largo camino con una mirada hacia atrás. En las afueras de Domfront se encuentra un monolito de 5.000 años de antigüedad, la Mesa del Diablo, de doce metros de largo. Este conjunto de piedras antiguas se consideraba una creación del mal cuando apareció. La leyenda cuenta que los espíritus malignos que viven en las piedras engañan a los inocentes que pasan por allí lanzando montones de monedas encantadas a su alrededor. Si se les tienta con éxito, se les golpea por su codicia o se les expulsa.

Es mejor que los visitantes eviten el castigo demoníaco y se decanten por las delicias locales, como una copa de calvados —aguardiente con denominación de origen—elaborados en los huertos locales o un buen trozo de queso Camembert.

Conquistada Normandía y superada la parte más dura, la ruta se adentra en el País del Loira, región de la Francia central, y en terrenos más llanos junto al río Mayenne, una sección salpicada de molinos, esclusas y las pintorescas casitas de sus guardianes. Aunque se encuentra en el interior, los recuerdos de la ruta que siguieron los soldados aliados siguen apareciendo. El recorrido sigue el camino real que tuvieron que atravesar aquellos hombres para hacer que Francia fuera liberada del dominio nazi. De Arromanches-les-Bains a Angers, como antesala de la liberación de París. No es de extrañar encontrarse municipios repletos de calles con nombres de generales, como la plaza Winston Churchill o la avenida Charles de Gaulle.

Ruta día dos

Gran parte de la segunda mitad de la prueba utiliza la Vélo Francette, una pista de 600 kilómetros que transcurre ente la costa normanda y La Rochelle, en el Atlántico. Cientos de kilómetros de antiguas vías férreas que se han convertido en agradables vías verdes. Se trata de una prueba en la que existe poca resistencia a la rodadura en los caminos fluviales más duros y apenas hay que subir un pequeño puente. Sin embargo, el viento de cara arrecia con fuerza en el largo camino hacia el sur buscando la ciudad de Angers.

Aunque las piernas empezaron a pesar en los últimos 100 kilómetros, el terreno resultó ser muy agradables; hay poca resistencia a la rodadura en los caminos fluviales más duros y apenas hay que subir un puente. Sin embargo, tres días de viento en contra resultaron muy molestos. En una de las tardes, se hizo una parada improvisada en una panadería, en la que Ceusters y compañía descansaron en el bordillo de la acera para picar algo. No fue muy glamuroso, pero sirvió para repostar antes de llegar a Angers.

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El paisaje se encuentra en una constante metamorfosis. Los acantilados normandos han dado paso a la hierba verde y a las ovejas, y la aparición de los viñedos anuncia la llegada a Angers, junto con la bienvenida de los lugareños. Tras innumerables horas cuyo único acompañante era la delgada línea del horizonte y los emplazamientos significativos de los estragos de la guerra, la civilización vuelve a aparecer. "He hecho largos recorridos de 200 o 300 kilómetros, puedo asegura que este es especial porque en muy pocos de ellos hay tanta variedad de paisajes. Sientes que estás en una zona diferente  constantemente", comenta el belga. 

Ruta día tres

En este pedaleo hacia el pasado, la ciudad de Angers, de orografía muy accidentada, tiene un sentido de la ceremonia muy apropiado para una final de ruta. Ver pasar a los lugareños en sus bicicletas, a las parejas que pasean del brazo por los adoquines frente a su enorme castillo y a los comensales que alzan sus copas en los restaurantes cercanos, es un final de viaje especialmente adecuado para un recorrido que celebra la diversión y rinde homenaje a un episodio clave de la historia contemporánea europea.

Gravel of Legend tendrá lugar el 25 de junio, dentro del festival Nature Is Bike. Más información en natureisbike.com

Fotos: Pauline Ballet Texto: Andy McGrath


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