"Il Migliore: Marco Pantani", un documental sobre la figura del Pirata

El 27 de julio de 1998 tenía doce años. Estaba en Les Deux Alpes, la segunda estación de esquí más antigua de Francia, para una semana de entrenamiento en el glaciar esquiable más grande de Europa con mi club de esquí. Por las tardes, normalmente hacíamos entrenamiento atlético. Sin embargo, aquel día, a pesar de las fuertes tormentas, los autobuses nos llevaron a ver el final de la decimoquinta etapa del Tour de Francia, aquella en la que Marco Pantani asestó un golpe demoledor a Jan Ullrich en el Col Du Galibier.

Alrededor de las 5 de la tarde estaba en la línea de meta con algunos amigos. Habíamos seguido los momentos decisivos de la jornada en la pantalla grande y fuimos de los primeros en verlo llegar. El traje amarillo y verde de Mercatone Uno había aparecido de repente, sin avisar, como un espejismo que surgía de la niebla...

Una fotografia de Pantani en la etapa de Briançon - Les Deux Alpes / Fotografía: IL MIGLIORE. Marco Pantani. Okta Film

Todavía recuerdo su sonrisa agotada, su cabeza calva cubierta transpirada por esa mezcla de frío y sudor, y las pronunciadas venas de sus sienes. Al cruzar la línea de meta y conseguir su segunda victoria en esa edición de la ronda gala, se inclinó sobre el manillar para recuperar el aliento. Estaba tan cerca que le di una palmadita en el hombro, felicitándole: "¡Bravo, Marco!". Como si fuéramos viejos amigos.

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Se levantó un momento, todavía con la mirada perdida por el agotamiento, y me sonrió. Me gusta pensar que escuchó mis palabras, pero, ¿quién sabe?. Luego, tal como había llegado, se fue. Un pequeño punto amarillo y verde, un espejismo mágico, que se desvaneció de nuevo en la niebla. Nunca lo volví a ver en persona. Pero era uno de mis héroes deportivos, y después de tocarle el hombro, no me lavé la mano en toda una semana. Esta era —y hasta cierto punto sigue siendo— la fuerza magnética e irreprimible de Marco Pantani.

Il Migliore. Marco Pantani, dirigida por Paolo Santolini, es el último documental realizado sobre la figura de El Pirata. En él, se describe de forma tranquila y nunca redundante el porqué Pantani significó mucho más que un ciclista y cómo se convirtió en una persona admirada y valorada por la sociedad.

Pantani en su primera carrera como cadete / Fotografía: IL MIGLIORE. Marco Pantani. Okta Film

A través de imágenes inéditas y conversaciones íntimas con familiares y amigos, tenemos por primera vez acceso a Pantani como hombre, incluso antes que a la figura del ciclista. La aproximación de Santolini a su historia es diferente y única. Por ello, pone especial atención al contexto que envolvía a la región italiana de la Emilia Romagna en aquella época, pues la intención del director es adentrarse en el universo humano, social y cultural en el que se formó Pantani. Y es gracias a este enfoque que podemos acceder a una versión de El Pirata que tal vez no habíamos conocido antes.

Su amigo de la infancia Moreno Lotti, apodado popularmente Jumbo, lo describe como "una persona de a pie muy carismática". Y añade que se trataba de hombre tranquilo, en ocasiones un poco ingenuo, pero que sabía modificar su personalidad para transformar a los que estaban a su alrededor, a los que le aclamaban en la carretera y a los que le seguían por televisión.

Marco Pantani —el que se transformaba— fue una fuerza atávica, un héroe clásico que tocó las cuerdas más profundas del alma humana. Era Dionisio luchando contra Apolo. Por otro lado, estaba el Marco Pantani cercano, el que pretende describir Santolini por encima de todo. El que adoraba la piadina —un pan plano tradicional en Italia— con salchicha y cebolla; y el que tenía miedo de presentar a su madre a su novia Christina, una cubista danesa que se disfrazaba de buzo durante los espectáculos, porque tenía el pelo teñido.

Marco Pantani siendo un niño / Foto: IL MIGLIORE. Marco Pantani. Okta Film

Al Pantani de a pie le encantaban los paseos nocturnos durante los inviernos en Cesenatico —su ciudad natal— cuando no había nadie en las calles, cazar y estar con los amigos con los que había crecido. De origen humilde ("no soy hijo de papá", dice en un momento del documental), Pantani había luchado para llegar a donde estaba en solitario y superando graves lesiones antes de convertirse en campeón.

Es por ello que su expulsión del Giro en 1999 fue un golpe muy duro del que no pudo reponerse. Vio su lucha personal, familiar y todos sus sacrificios mancillados y arruinados para siempre. "Creo en los valores y en los hombres, por lo que ser herido en los sentimientos es más importante que en el cuerpo", dijo a la prensa poco después de los episodios de Madonna di Campiglio. A raíz de aquel acontecimiento decidió desaparecer, esconderse del público y de sus amigos, y emprendió un camino del que nunca consiguió salir.

La estatua de Pantani en Cesenatico, en una jornada de nieve / Fotografía: IL MIGLIORE. Marco Pantani. Okta Film

El hombre que venció a Armstrong en el Tour del año 2000 —primero en el Ventoux y posteriormente en Courchevel— fue el 75% de Marcos Pantani, comenta su antiguo portavoz y amigo Andrea Agostini. El verdadero Pantani, el que se sobreponía a los inconvenientes, desapareció en Madonna di Campiglio. "No había ninguna Virgen en Campiglio. Me han jodido", explicó de manera rotunda Pantani. Una frase que repitió y escribió en las paredes de su habitación con el objetivo de no olvidar quien había sido. 

En el documental de Santolini se señala en varias ocasiones que la verdad sobre El Pirata aún no se ha escrito: ¿se dopó realmente Marco Pantani? ¿Hubo apuestas detrás de los niveles de hematocrito que decretaron el fin de su legendaria figura? Preguntas a las que quizá nunca obtengamos respuesta, a pesar de las innumerables consultas que se han abierto, cerrado, reabierto y clausurado definitivamente.

 Fotografía: IL MIGLIORE. Marco Pantani. Okta Film

Sin embargo, el poder de evocación de Pantani —el carismático— seguirá siendo el mismo a lo largo de los años. La prueba es que incluso en un documental de carácter biográfico, con un tono pausado y  tranquilo, cuando aparecen imágenes de Pantani atacando en el Galibier en 1998 y en Oropa en 1999, uno sigue teniendo el instinto de saltar de la butaca para animar al Pirata en sus hazañas.

Cuando uno mira hacia atrás, queda una sensación de nostalgia e impotencia. Por un lado, la nostalgia de una época en la que el ciclismo podía tener más problemas, pero también más personalidad. Y por otro, impotencia porque se mantiene el deseo de rebobinar la cinta hasta aquel 5 de junio de 1999 en Madonna di Campiglio y dejar a Pantani volar libre. Quién sabe dónde habría llegado. Quién sabe lo que habría hecho. Quién sabe si me oyó cuando grité "¡Bravo Marco!".

IL MIGLIORE. MARCO PANTANI, producida por Okta Film con Rai Cinema, en colaboración con la Fondazione Marco Pantani y con la participación de Stregonia, Capelletti-Ehlers y el Fondo Audiovisivo Friuli Venezia Giulia, se puede encontrar en la plataforma Prime Video (Italia), y en alquiler en Rakuten TV y Apple TV.