El ángel de la guarda viste de azul: el servicio de asistencia neutra de Shimano

Convivimos con el coche neutro de Shimano durante dos jornadas ciclistas, la última etapa de la Itzulia 2021 y, el Memorial Valenciaga, una prueba para aficionados con sede en Eibar. Dos mundos aparentemente distintos que nos permiten descubrir el ciclismo desde sus entrañas más profundas.

Todo el mundo los ve, pero nadie se fija en ellos. Los aficionados saben que forman parte de las carreras, pero no conocen sus nombres. Quizás esta sea su función, pasar lo más desapercibidos posible. Sin embargo, tanto corredores como equipos, y también las diferentes organizaciones, saben que su presencia es indispensable, porque cuando la cosa se pone complicada, allí están ellos para salvar a más de uno.

Son los coches neutros y su función es la de llegar donde los equipos no pueden durante el transcurso de una competición, contribuyendo a que el espectáculo deportivo no se interrumpa y que los mejores corredores del mundo puedan ofrecer su mejor versión ante los aficionados.

De todo esto, en Shimano —una empresa que este año 2021 ha cumplido cien años de historia— tienen una larga experiencia y, en la actualidad, el servicio de asistencia realiza el apoyo neutro en las carreras de ciclismo más importantes del mundo, como las tres grandes vueltas (Giro d'Italia, Tour de Francia y Vuelta a España), los Juegos Olímpicos y los Mundiales en carretera.

La Vuelta al País Vasco por dentro

La jornada para el servicio de asistencia de Shimano en la Itzulia 2021 arranca tranquila. Es la última etapa y hay cierta sensación de distensión tras el trabajo ya hecho en las etapas anteriores, pero en Shimano saben que cada día es distinto y la mayor recompensa es superarlo. En el hotel, ajenos a la tensión que pueden vivir a lo largo del día, lo dejan todo preparado, distribuyen las tareas y recogen los bocadillos. Es fundamental avanzarse a lo que pueda pasar, así que, mucho antes del inicio de la etapa, los miembros de este staff técnico han dejado listo todo lo que está a su alcance.

A la hora de la verdad, todo se volverá imprevisible y, cuando tengan que actuar, su éxito se basará en dos aspectos: en esa preparación previa y la sangre fría. La experiencia que acumulan todos los miembros del equipo Shimano, después de una vida dedicada a este deporte, es clave para conservar ese temple.

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Pero ¿qué es exactamente lo que se debe cuidar minuciosamente? El orden. Cada coche Shimano carga con el mismo número de bicicletas con cambio Shimano, Sram y Campagnolo —dos modelos de cada una, quizás algo más de Shimano—, para tener una diversidad que se adapte a lo existente en el pelotón. Lo mismo pasa con los frenos: el coche de asistencia debe contar con opciones tanto de disco como de zapata. Es básico tener respuestas a las urgencias que salgan, que nadie mire al coche neutro en un momento de máxima tensión y no encuentre lo que necesita. La logística se multiplica con las tallas, ya que se cargan bicis S, M y L.

 

Hasta aquí todo resulta muy académico y puede resolverse con lápiz, libreta y una lista correcta de tareas. Sin embargo, a eso hay que sumarle la experiencia y el conocimiento del personal técnico, esos intangibles que resultan clave para resolver la ecuación final.

Un aspecto crucial es el paseo matinal por los diferentes equipos, ya que proporciona información sobre lo que puede suceder en carrera a nivel general, pero también de manera específica. El hecho de que en los coches se guarde la bici de recambio del líder en una de las esquinas y las de los que previsiblemente serán protagonistas de la etapa, puede dar claves de lo que podrá pasar en aquella etapa.

En esta Itzulia, los perfiles de Primož Roglič, Tadej Pogačar o Brandon McNulty eran los más privilegiados en la distribución de los coches neutros. Porque, aunque esto no vaya de clases, no es lo mismo una avería mecánica del líder de la general que de los ciclistas de la parte baja de la clasificación. Las urgencias no son las mismas. Por lo tanto, una interpretación correcta de la carrera es otra cosa que añadir a la lista de variables.

Para esta Vuelta al País Vasco, el equipo de Shimano se reparte en tres coches y una moto de asistencia con su personal —en su mayoría, mecánicos que han sido ciclistas—, aunque ampliable a cuatro vehículos y dos motos si se requiere. Cada uno asume su papel dentro de la competición, del mismo modo que un equipo ciclista trabaja una estrategia entre sus pupilos. En este caso, dos de los coches irán hacia delante, allá donde se decide la carrera y, presumiblemente, se formarán más grupos. Así, en la parte delantera del pelotón, conforme se dibuje la escapada, el primer coche se les pegará a rueda.

La evolución de la etapa marcará la posición del segundo coche. Eso significa que las decisiones serán siempre móviles y fluctuantes, y atendiendo a las indicaciones del director de carrera, que permitirá o no que los vehículos Shimano adelanten a los equipos en función de cómo vaya desarrollándose la competición y las características del recorrido.

El director de carrera da permiso a que el equipo de asistencia neutra avance y se ponga justo detrás de los corredores cuando empiezan las complicaciones, como los inicios de puerto, estrechamientos de las carreteras u otras situaciones peligrosas. Es entonces cuando los coches de los equipos retroceden y la responsabilidad recae totalmente en los mecánicos que visten de azul.

 

En la última jornada de la Itzulia, por ejemplo, a pesar de ser considerada una de las etapas clave, no se formó ninguna fuga y el coche neutro aguardó su turno sin tener que actuar. Por delante, ya en Arrate, la asistencia se mantuvo cercano a los líderes en el segundo y el tercer grupo. Aquel día el único trabajo de acción se vivió en la cola del pelotón. Cosas de las carreras imposibles de planificar.

Más acción en el Valenciaga

Sin embargo, y a contrario de lo que se podía prever, en el Memorial Valenciaga, que tuvo lugar al día siguiente en Eibar, hubo mucha más acción con el equipo de Shimano gestionando un par de cambios de bici. Nuestro coche, por estrategia, se quedó con el tercer grupo que se formó. Por delante había dos más. Para leer bien las carreras, la experiencia de hombres como Javier Cherro, el conductor de nuestro coche y compañero de Alejandro Valverde en su época en el Kelme, resulta básica. ¿Qué no sucede nada? Pues bien, pero no hay que relajarse, ya que esas situaciones con menos tensión permiten que los coches puedan moverse con más libertad e incluso adelantar para seguir la carrera y adelantarse a los acontecimientos siempre, claro está, siguiendo las instrucciones de la dirección de carrera.

La comunicación entre coches es otro de los aspectos importantes. Porque, ¿cómo interaccionan entre la dirección de carrera, equipos, corredores y coches neutros?

Ya sabemos que radio vuelta es la herramienta de contacto entre dirección y coches de equipo. Y que los directores, a su vez, se comunican con sus corredores gracias al mítico pinganillo. Pero ¿y la asistencia neutra? Entre los tres coches de Shimano y la moto disponen de un circuito propio de radio que les sirve para ese trasvase de información. Y, además, a través de radio vuelta, los coches de asistencia se comunican con la dirección de carrera. Pero en esta red queda una pata coja, la que une los coches neutros con los coches de los equipos, en esta dirección no hay ningún canal directo por lo que hay que recurrir a los métodos de la vieja escuela, es decir, acercarse, bajar la ventanilla y gritar. Si esto resulta imposible, siempre queda el comodín de la moto, que puede moverse con más agilidad.

Esta comunicación constante es absolutamente necesaria porque la variedad de situaciones que se pueden vivir es enorme. En el Memorial Valenciaga hubo un cambio de bici y el corredor afectado se alteró un poco. Desde el coche neutro le preguntaron la talla y éste les dijo que la pequeña. Guardaron la bici averiada en el interior del coche, la repararon, fueron al coche de equipo a informar y ahí se les comunicó que ya harían el cambio una vez finalizada la etapa. Al mismo tiempo, el corredor les comentó que ya iba a gusto con la bici de repuesto y que no quería recuperar la original. Bien, trabajo hecho.

Otra situación distinta se vivió con Mikel Bizkarra, ciclista de la Fundación Euskadi, que se cayó y se puso muy nervioso. Desde el coche neutro hicieron valer su experiencia, le cambiaron la bici y le tranquilizaron, jugando con una mezcla de experiencia y de trabajo psicológico. En otra situación, hubo un enganchón sin caída que obligó a una asistencia desde la ventanilla para solucionar los problemas con el cambio.

Es la rutina de los ángeles de la guarda que visten de azul. Muchos de ellos compaginan su trabajo en las carreras con un taller o, incluso y de manera más puntual, con un equipo. Son parte de la familia y la conocen desde dentro.

Contenido producido en colaboración con Shimano.

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